Correr con frío y lluvia y no morir en el intento

CORRER CON FRÍO Y LLUVIA Y NO MORIR EN EL INTENTO

Noticia

11/02/2014 8:30:00

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El Correo [Gonzalo de las Heras]

Lo bueno de correr es que apenas necesitas nada. Lo malo, que hay un montón de cosas que realmente no necesitas pero enseguida querrás. Y no son baratas. Pero antes de que eso suceda, veamos cuales son las imprescindibles para sobrevivir si decides salir a practicar tu deporte preferido al aire libre. De abajo a arriba, de los pies a la cabeza.

1. Zapatillas
En una tienda especializada cuéntale al dependiente cuánto aspiras a correr, con qué frecuencia, si estás preparando una prueba concreta, si provienes de otros deportes… Del resto, si eres o no pronador, si talonas o corres de mediopié o antepié y otras curiosidades, ya se encargará él.

Porque lo habitual es que en una tienda dedicada te pongan a correr en la cinta con tus nuevas zapatillas para que veas qué tal te encuentras en ellas y así analicen tu pisada y forma de correr. Es por eso que es mejor que lleves ropa cómoda el día que vayas a por tus nuevas zapatillas.

Lo más probable, si estás empezando, es que te recomiende un tipo de zapatilla 'de entrenamiento'. Es decir, duradera y con buena amortiguación, aunque no tan ligera como una de competición.

Todas las marcas fabrican ese tipo de zapatillas en versiones para diferentes tipos de pisadas. Una vez determinadas tus necesidades, pasarás a la siguiente fase, la de elegir entre los modelos adecuados para ti de diferentes marcas. Una cifra realista de gasto está en torno a 100 euros. El resto de equipamiento es menos sensible, y es donde es menos importante el consejo de un verdadero profesional.

¿Cuántos pares? Si no sales a correr todos los días, te bastará con un par. De lo contrario, asume que más de una sesión te tocará iniciarla con los pies mojados. Acuérdate al menos de dejarlas con periódicos dentro de ellas si te ha tocado una de esas sesiones épicas que propicia en ocasiones el clima local. También es bueno, aunque no se hayan mojado, extraer la plantilla, que suele coger algo de humedad del sudor de nuestros pies.

2. Calcetines
Piensa que es el calcetín y no la zapatilla lo que está en contacto con tu piel. Son, además, más que el propio calzado, los responsables de las rozaduras. Aprovecha para tirar o reservar para otros menesteres esos calcetines viejos y dados de sí. Los calcetines específicos son un dinero bien invertido. Los mejores no llevan costuras, tienen diferentes tejidos y elasticidades según la zona del pie y son diferentes en el pie izquierdo y el derecho para adaptarse aún mejor.

Los encontrarás en la misma tienda donde compres las zapatillas, aunque también en grandes superficies deportivas. Distinguir los buenos de los malos al tacto no es difícil, aunque muchas veces la calidad suele manifestarse en su resistencia a los sucesivos lavados, y eso no es tan evidente cuando están sin estrenar.

¿Son imprescindibles las medias o las pantorrilleras?
No para todo el mundo, desde luego. Sí son beneficiosas para tratar/controlar algún tipo de lesión, y hay quien dice que se le cargan menos los gemelos cuando las usan. En cualquier caso, mejor pantorrilleras que medias altas que incluyan el calcetín. Son más fáciles de poner, duran más y además puedes elegir el calcetín según te convenga.

3. ¿Pantalones o mallas?
Al margen de la estética, cada uno tiene sus ventajas. Por un lado, nada es tan fresco como los pantalones más cortos de correr, esos abiertos casi hasta la cadera. Si llevas pantalones cortos no temas pasar frío, al menos mientras corres. De hecho, si llueve, es preferible llevar la piel descubierta que tela húmeda y pesada. Acuérdate de untarte vaselina en la cara interna de los muslos si vas con pantalones.

Las mallas, al menos en teoría, causan menos rozaduras y, según los fabricantes, la compresión hace que el retorno venoso de la circulación mejore y la fatiga tarde más en aparecer. En cualquier caso, lo que sí resulta práctico es que tengan un bolsillo lo suficientemente grande (y cómodo) para transportar al menos las llaves de casa, un billete plegado en una bolsita estanca... De todas formas, si eres friolero, unas mallas largas resultan perfectamente confortables.

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