Las lesiones en el esquí

LAS LESIONES EN EL ESQUÍ

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10/11/2015 11:00:00

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Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Aragón. Autor: Fernando Sanz López. Nº Colegiado 321

Se acerca la temporada de esquí, y con ella una gran cantidad de personas disfrutará de este deporte en todas sus variedades. Sin embargo, esta práctica no está exenta de riesgos, en forma de lesiones, algunas de ellas de gravedad, que se pueden reducir y prevenir con una serie de consejos y actuaciones previas.

Dentro de los deportes de inviernos, especialmente en los más comúnmente practicados como es el esquí alpino o el snowboard, uno de los mayores riesgos es las lesiones derivadas por las caídas a alta velocidad. Las contusiones, esguinces o fracturas (especialmente de clavícula) suelen ser el resultado de estos incidentes.

Por otro lado, otra lesión típica es el denominado “pulgar del esquiador”, consistente en un esguince del ligamento colateral cubital del pulgar, producida en caídas sujetando el bastón. Pero sin lugar a dudas, la lesión más temida es la rotura del ligamento cruzado anterior, provocada sobre todo en caídas o movimientos que implique rotaciones en la rodilla.

Para prevenir este tipo de lesiones, es necesario seguir una serie de pautas. Una fundamental es subir a la nieve en un buen estado físico previo. La mayor parte de lesiones, entre ellas la lesión del cruzado, cuando no se produce por caída, se debe a agotamientos en la musculatura que protege la zona.

Dentro de la prevención previa, los ejercicios de fortalecimiento de la extremidad inferior y del “core”, así como el trabajo propioceptivo que aumente la coordinación y equilibrio de nuestro cuerpo, nos permitirán reducir el riesgo de caídas y las consecuencias que puedan tener las mismas.

Una vez ya en la nieve, un calentamiento previo será de gran ayuda para poner en marcha y activar nuestra musculatura. Incluso es preferible empezar la jornada bajando por pistas de un nivel sencillo según el nivel del esquiador, como forma de ir tomando contacto a la actividad, antes de empezar las bajadas que requieran más dificultad.

Un factor importante es controlar la fatiga, y si nos sentimos cansados, tomar un respiro y recuperarse completamente antes de la siguiente actividad (incluso terminar la jornada), puesto que una bajada en condiciones físicas no idóneas eleva exponencialmente el riesgo de sufrir una lesión.

Por último, durante la jornada la hidratación, una correcta nutrición y realizar estiramientos también nos ayudarán a tolerar mejor los esfuerzos del día. Si la actividad se realiza durante varios días consecutivos, estos últimos consejos aumentan su importancia con el objetivo que el cuerpo tenga la suficiente recuperación entre jornada y jornada.