El azúcar en los deportistas

EL AZÚCAR EN LOS DEPORTISTAS

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15/03/2016 11:00:00

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Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Aragón, Autora: Arantxa García Vicente, colegiado nº 824

Muchos deportistas mantienen un buen «contorno corporal» dado que realizan actividad física diariamente. Esto les permite, al contrario que a la gente sedentaria, tomar «otro tipo de alimentos» con más calorías, por ejemplo con más azúcar, ¿pero es saludable? Veremos que NO. ¿Y los edulcorantes? Pueden ser incluso peor...

Y, a su vez, también existe mucha de la población deportista y no tan deportista que cuida su estética y por ello cambia el azúcar por otros edulcorantes (sacarina, aspártamo, etc); y esto, ¿es saludable? NO, ES INCLUSO MÁS PERJUDICIAL.

A continuación voy a hablar de los riesgos que conlleva el azúcar (sacarosa), actualmente denominado el “dulce veneno” por algunos autores y en otros artículos durante las siguientes semanas voy a intentar dar otras pinceladas de los inconvenientes de cambiar el azúcar por sacarina o productos denominados “light”.

Además de hablar de esos alimentos intentaré enlazar con los riesgos que conlleva para el deportista.

El término azúcar deriva del sánscrito sarkura, que originó el al-sukhar árabe. En estas culturas estaba reservado a las clases privilegiadas, que lo utilizaban como medicina. Hasta bien entrado el siglo XIX, con el desarrollo de las plantaciones y la implantación industrial de los métodos de extracción del azúcar de la remolacha, no se masificó su consumo en la alimentación humana.

El término azúcar puede referirse puntualmente a esa materia blanca o marrón que extraen las industrias azucareras a partir de la caña o de la remolacha, cuyo único componente químico son moléculas de sacarosa.

El azúcar moreno, que a veces se comercializa como azúcar integral, es una versión menos refinada del azúcar blanco pero con una cantidad insignificante de vitaminas y minerales y que contiene, en más o menos cantidad, contaminantes que provienen del proceso de extracción industrial. Este tipo de azúcar presenta muy pocas ventajas respecto del azúcar blanco.

Ambos tipos de azúcares, para recuperar los nutrientes que se han perdido en el refinado, obligan al organismo a extraerlos de otros alimentos o de los propios tejidos, de forma que crea un déficit de vitaminas –especialmente del grupo B–, de minerales –sobre todo magnesio y calcio– y de oligoelementos.

El azúcar hoy está presente en un sinfín de productos: golosinas, bebidas refrescantes, bollería, productos de pastelería, panes de molde, salsas preparadas, cereales del desayuno, conservas, embutidos, etc.

Hay muchas personas que consumen cantidades excesivas de azúcar y no son conscientes de ello, a la vez que desconocen los peligros.

Es una sustancia adictiva, con un sabor único, que nos genera una sensación de euforia post-consumo al subir la glucosa en sangre y aparentemente nos da energía. Todo lo anterior hace difícil no consumirlo.

¿Por qué alimentos podemos sustituir el azúcar?
Una opción para saciar el ansia por el dulce, es recurrir a pequeñas cantidades de pasas, orejones o frutas maduras, y aumentar la cantidad de cereales integrales (especialmente cereales salvajes como quinoa y trigo sarraceno). Los cereales integrales también suministran glucosa a la sangre, pero muy lentamente, de manera que estabilizan los niveles y minimizan las ansias de dulces. Además, proporcionan todos los minerales y las vitaminas necesarias para metabolizarla.

No recomendamos sustituir el azúcar por melazas, jarabes o miel, puesto que tienen una alta concentración de glucosa de absorción rápida que llevará a una hiperglucemia seguida de una hipoglucemia de rechazo. Esto hace que el hígado trabaje en exceso y se sature liberando toxinas a nuestro cuerpo que se almacenan a nivel de músculos, tendones, etc. y, aumentando el riesgo de lesiones.