UNA CANTERA ÚNICA.
Fuente:
El Periódico de Aragón
El Balonmano Colores Fábregas ha formado una escuela con una treintena de niños de Gambia Viven en Las Delicias y llevan dos meses practicando este deporte.Forman un grupo insólito. Lo nunca visto en el deporte escolar aragonés. Una treintena de niños gambianos practican balonmano en Zaragoza. Se llaman Balonmano Colores Fábregas y todos van elegantemente vestidos de negro.
Essiaga Sinera tiene 11 años y es el portero del equipo. "Me gusta ver fútbol y balonmano por televisión. Mi ídolo es Cristiano Ronaldo", dice este niño tocado con un pasamontañas en la cabeza y que entrena en el pabellón de La Bombarda. Musa Nimaga también es un apasionado del fútbol. Tiene ocho años. "Soy del Real Madrid y mi ídolo es Raúl". El goleador del equipo es Umara Jawara. "El otro día metí once goles. Me gusta jugar al contragolpe", indica el fornido jugador de 11 años.
El gran impulsor de este proyecto es el popular Miguel Mendo. "Todo nació de un encuentro casual este verano en un torneo que se celebró en el pabellón de La Jota", dice Mendo, un entrenador histórico del balonmano que llegó a preparar al Garbel de la Asobal.
Mahamadou Sissoko, presidente de la Asociación de los Gambianos en Aragón, llevó al pabellón de La Jota a un grupo de gambianos para jugar a fútbol sala. "Pero les dije que eran los que peor jugaban a fútbol y les convencí para que conocieran el balonmano", explica Mendo. En agosto realizaron varios entrenamientos en el pabellón de La Almozara. "Entonces me di cuenta que tenían condiciones", afirma.
Mendo ha estado cinco años fuera del balonmano de competición. El año pasado regresó impulsando con Míchel Martín un equipo escolar de varias nacionalidades con niños del Casco Viejo de Zaragoza. "Eran alevines. Había dos rumanos, tres ecuatorianos, un argentino, tres marroquís, tres senegaleses y el resto eran españoles", explica Mendo. El entrenador zaragozano quería hacer algo diferente. "La cuestión era hacer un equipo de balonmano abierto a todos, una especie de ONG. Este deporte es un vehículo de inclusión social", explica.
El reto
Este año esta original iniciativa ha tenido más éxito y se han apuntado más niños. Ahora cuentan con 70 jugadores. "En el Casco Viejo tenemos un equipo alevín y otro infantil y en Las Delicias están los gambianos. Son un equipo de alevines y una escuela de benjamines y prebenjamines", dice Mendo, que dirige a cinco entrenadores titulados.
La mayor parte de ellos viven en el barrio de Las Delicias y estudian en el colegio de Monsalud. "Todos han nacido en España. Son zaragozanos-gambianos. Como no hay balonmano en Gambia, tenemos la selección de este país en Zaragoza", dice con ironía Mahamadou Sissoko. En este país africano apenas se practica deporte. "Ahora tenemos en Zaragoza más de 2.000 gambianos. Estos niños son rápidos, explosivos y fuertes físicamente, pero técnicamente deben mejorar. Hay un alevín que mete doce goles por partido", explica Mendo.
Sissoko piensa que los padres de los jugadores gambianos deben ampliar horizontes. "Muchos padres no entendían este deporte y la prueba es que no vienen a ver los partidos de sus hijos y los niños vienen solos a entrenarse. Lo que más me interesa es que no estén en la calle cuando terminan el colegio, porque les puede pasar cualquier cosa", explica Sissoko.
Los técnicos zaragozanos son muy respetuosos con las costumbres de los gambianos, que hablan inglés, español, gambiano y dialectos como el sonike o el madika. Sissoko suele acompañar a los niños a la mezquita. "Cada día rezamos cinco veces durante un cuarto de hora. El viernes vamos muchísima gente al ser día de rezo. Los sábados y domingos tienen escuela del Corán", dice Sissoko.