PASIÓN COLECTIVA POR LAS CAMINATAS
Fuente:
Heraldo de Aragón
Las andadas populares, organizadas por Os Andarines d'Aragón y la Federación Aragonesa de Montañismo atraen cada año a 15.000 excursionistas
Disfrutan de la naturaleza en compañía, reponen fuerzas entre amigos y tachan una tras otra cada etapa de su particular calendario. El senderismo se ha destapado como una auténtica 'fiebre' en Aragón gracias, entre otros y muy en especial, a gentes como las que conforman la asociación Os Andarines d'Aragón, encargados de organizar más de 40 marchas recreativas a lo largo del año en las tres provincias. Según sus propios censos de participantes, que evalúan mes a mes, son más de 15.000 caminantes los registrados en el conjunto de sus 'andadas populares'.
«Estamos consiguiendo dar forma a algo único, cada temporada se anima más gente y esto no para de crecer», apunta uno de los 'cerebros' de este particular movimiento excursionista, José María Gallego, miembro de Os Andarines y de la Federación Aragonesa de Montañismo. La Jorgeada, una marcha desde Zaragoza hasta el cerro oscense que lleva el nombre del patrón aragonés, sirvió de inicio de algo que se ha hecho «mucho más grande» y que arrastra a vecinos de comunidades como Madrid o Extremadura. «La federación de montañismo nos ayuda y coordina todo esto, y recibimos visitas de otros sitios interesados en el fenómeno», advierte Gallego.
Cada año, con la ayuda de Prames, distribuyen su particular Credencial del Caminante, una cartilla en la que apuntar su concurso en las sucesivas pruebas que, desde febrero, llenan su calendario. Destaca la Jorgeada, sí, pero hay otras que también se han hecho un hueco y concitan la participación de casi un millar de entusiastas: «La andada de los castillos, entre Bolea y Ayerbe, pasando por Loarre, o la nocturna de Juslibol, que recorre los cortados y los galachos con salida y llegada en Zaragoza, son de las más llamativas y este año, pasaremos de los 800 inscritos. No obstante, en otras citas hemos llegado a contar con 2.500 personas», añade Gallego, considerado uno de los 'fijos' en este tipo de jornadas.
Ante todo, se trata de pasarlo bien y realizar una actividad más que saludable al aire libre. Y lejos de cualquier espíritu competitivo. «Acudimos cada cual por nuestros propios medios. Cuando llegamos, los organizadores nos ofrecen desayuno, realizamos la etapa prevista, que puede ser de 12 o de 20 kilómetros, con su avituallamiento correspondiente y, al terminar, celebramos una comida popular antes de regresar a casa», explica.
Hasta el último detalle
Aunque se trata de una actividad lúdica al alcance de todo el mundo, las caminatas en las que participa esta asociación se organizan a conciencia, sin dejar casi nada al azar, sobre todo en lo que se refiere a la seguridad. Los organizadores deben encargarse de contratar el correspondiente seguro, contar con una ambulancia y ocuparse de los objetos personales de los excursionistas, para que estos no necesiten «ni llevar mochila». «Aconsejamos a cada uno que se haga un seguro voluntario de responsabilidad civil, cosa que muchos hacemos», añade Gallego, sin olvidarse de algo no menos importante: «Cada prueba cuenta con distintos puntos de control y avituallamiento, que en el caso de la Jorgeada llegan hasta trece».
Por todo ello, cada participante suele pagar unos 14 euros de cuota por prueba, aunque el coste es variable. La comida posterior está incluida en el precio. El tipo de botas, los bastones y las energías corren a cuenta de cada cual.
Este mismo fin de semana, Gallego participaba en una nueva cita, en Mainar, lo que le obligaba a madrugar para pasar el día en el Campo de Romanos. «Cada cual va a su ritmo, incluso corriendo, el único requisito es ser respetuoso con el medio, con los demás participantes, y pasarlo bien», concluye, antes de prepararse para la siguiente prueba de su apretado calendario itinerante