LESIONES DEPORTIVAS A CAUSA DEL ESTRÉS
Fuente:
Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Aragón. Autora: Beatriz Lasheras Abadías, colegiado nº 798
El estrés es un síndrome patológico que va a provocar un desequilibrio biológico del organismo y por lo tanto un aumento en la posibilidad de padecer lesiones musculares, tendinosas, ligamentosas y del cartílago.
Entre los factores estresantes más habituales en las sociedades occidentales, encontramos las dificultades profesionales, financieras, familiares, la mala alimentación, el sedentarismo, la luz artificial, la falta de sueño, la contaminación química, electromagnética, etc.
La respuesta del organismo a las agresiones es una movilización de los diferentes sistemas: el sistema nervioso y hormonal (la adrenalina y noradrenalina inundan la circulación) permitiendo al sujeto reaccionar, es una adaptación natural, sin daños, siempre y cuando estos factores estresantes sean episódicos o circunstanciales.
Cuando las situaciones estresantes persisten en el tiempo (estrés crónico) se pone en marcha otra hormona: el cortisol, además de un consumo excesivo de ciertos nutrientes como el magnesio, vitaminas B, oligoeolementos (Zn, Co, Li) y aminoácidos, lo cual puede producir: fatiga crónica, depresión, aumento o descenso de peso, trastornos digestivos (colitis, úlceras), trastornos cutáneos, debilidad inmunitaria, diabetes, hipoglucemia, colesterol, trastornos
cardiovasculares, osteoporosis.
El cortisol produce una mayor necesidad de glucosa, que el organismo obtiene de los aminoácidos del músculo (glutamina), con lo cual se pierde masa muscular y se sustituye por grasa. Además disminuye la formación ósea, reduciendo la absorción de calcio en el intestino.
Por estos motivos los tejidos se hacen más vulnerables a las lesiones musculares, tendinosas, ligamentosas y del cartílago: contracturas musculares, roturas fibrilares, tendinitis, esguinces, etc.
Será muy importante detectar el estrés en el deportista, para disminuir la incidencia de lesiones relacionadas con esta causa y tratarlo a través de hábitos de vida saludables: deporte, dieta sana (rica en vegetales y con proteínas de calidad que contengan ácidos grasos omega 3, como el salmón, atún y sardinas), descanso nocturno, actividades al aire libre y técnicas de relajación, son claves para combatir el estrés crónico.
El ejercicio aeróbico es uno de los mejores medios para prevenir el estrés, gracias a la producción de endorfinas, las cuales contrarrestan los efectos de la adrenalina y el cortisol.