LESIONES DEL CORREDOR: PERIOSTITIS DE LA TIBIA
Fuente:
Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Aragón. Autora: Beatriz Lasheras Abadías, colegiado nº 798
Es una de las patologías más frecuentes en la práctica de running y se caracteriza por un dolor tipo quemazón en la espinilla o en el interior de la pierna. La causa principal es un aumento demasiado rápido en la intensidad del entrenamiento, por lo que se aconseja ser progresivo y mejorar la técnica de carrera.
Una de las patologías más frecuentes en la práctica de running es la periotitis de la tibia, pudiendo evolucionar a una llamada fractura por estrés, siendo más grave que la periostitis.
La periostitis es una inflamación del periostio, que es una membrana que rodea el hueso (en este caso a la tibia) y por donde pasan los vasos sanguíneos y terminaciones nerviosas que van al hueso.
A esta capa se fijan los músculos gemelos, soleo, tibial posterior, flexor de los dedos y tibial anterior, músculos que se ejercitan en el ejercicio de correr, produciendo la inflamación de esta vaina.
Se caracteriza por dolor tipo quemazón en la cara anterior de la pierna (espinilla) o en el interior de la pierna (en el hueso de la tibia). El dolor suele aparecer al iniciar la actividad física, disminuye con el calentamiento, pero vuelve a aparecer y con más intensidad cuando se lleva un rato corriendo, obligando al corredor a parar.
Son lesiones de sobre-utilización, es decir debidas a una mala adaptación del cuerpo al estrés mecánico, en este caso al entrenamiento.
La causa principal de estos síndromes es un aumento demasiado rápido en la intensidad del entrenamiento (velocidad, saltos, cuestas y/o intervalos).
En la fase aguda el tratamiento consistirá en reposo de carrera, así mismo será necesario un taping (vendaje específico), hielo, tratamiento con ultrasonidos y masajes específicos.
Pasada la fase aguda la vuelta a la carrera debe ser gradual, disminuyendo la velocidad, con entrenamientos a ritmo bajo y terreno llano (evitando las cuestas), para ir aumentando el volumen muy progresivamente, así como la intensidad de los
entrenamientos (la velocidad), siendo lo último en introducir los terrenos con cuestas, los saltos y el trabajo de intervalos.
En la prevención y tratamiento de este síndrome se deberán analizar los factores individuales favorecedores de esta patología y consistirá básicamente en realizar un trabajo de fortalecimiento en excéntrico de gemelos y la musculatura del tobillo y el pie, así como estiramientos de esta musculatura.
Nuestro consejo es que seáis muy progresivos, es la clave para no sufrir éstas y otras lesiones típicas del corredor, así como mantener un buen estado muscular desde la zona lumbar hasta la musculatura del pie y mejorar la cadencia y técnica de carrera.