LESIONES DEPORTIVAS Y USO DE ANTIINFLAMATORIOS
Fuente:
Colegio Profesional de Fisioterapeutas de Aragón, Autora: Beatriz Lasheras Abadías, colegiado nº 798
Los antiinflamatorios inhiben los procesos naturales de reparación y por consecuencia, hacen que los tejidos se vuelvan más frágiles. Hay que evitar tomar este tipo de medicación, sin la recomendación apropiada de un profesional de la salud especializado.
La inflamación aguda tras una lesión es un proceso natural en el que ocurren una serie de procesos vasculares, bioquímicos y celulares con el objetivo de limpiar la lesión y reparar el tejido dañado.
De la buena calidad de este proceso dependerá la buena calidad del posterior tejido reparado (fibra muscular, ligamento, tendón, hueso, etc...)
Por este motivo será muy importante no inhibir este proceso, sino controlarlo, disminuyendo los efectos molestos del mismo, así como del dolor, pero al mismo tiempo no interferir en los procesos bioquímicos y celulares que se producen en el foco de la lesión durante la fase inflamatoria para que posteriormente se produzca una regeneración del tejido de calidad y no un tejido de mala calidad (fibrosis), que tenderá a volver a romperse y lesionarse con gran facilidad.
El consumo de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) para tratar los síntomas de una lesión puede dificultar la recuperación del tejido dañado.
Diversos estudios han demostrado que el uso de antiinflamatorios en las fracturas óseas y en las lesiones tendinosas afecta a la reparación de estos tejidos, ralentizando o dificultando su curación.
La inflamación se ha visto siempre como un proceso patológico que debía ser bloqueado con los medios terapéuticos disponibles, de ahí que el uso de técnicas y fármacos antiinflamatorios proliferen y sean de práctica habitual, extendida e indiscriminada en la población en general y en los deportistas en particular.
Sin embargo la biología y fisiología de la reparación de los tejidos demuestran que el proceso inflamatorio pone en marcha los mecanismos intrínsecos de reparación y regeneración de los mismos.
Es decir, la inflamación es una respuesta protectora del organismo, generalmente local y controlada, cuyo objetivo final es liberarle de la causa inicial de la lesión celular.
Por tanto, el tratamiento de las lesiones debe dirigirse a controlar la inflamación y el dolor y conseguir una reparación tisular precoz para que el deportista se reincorpore lo antes posible a los entrenamientos y a la competición.
Existen medios terapéuticos para modular la inflamación sin interferir en los procesos de reparación, tales como el drenaje linfático manual, los vendajes funcionales y la crioterapia (aplicación de hielo local).
Evita tomar antiinflamatorios, incluso los que no se necesita prescripción médica, sin una recomendación apropiada de un profesional de la salud especializado.