CRÓNICA DE LA COPA DE ESPAÑA DE PROMOCIÓN DE PIRAGÜISMO

Noticia

22/06/2009

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Diario EQUIPO

Ayer no fue un día especial para el río Ebro a su paso de Zaragoza. No es seguro, pero se puede afirmar que nunca en su historia se habían dado cita 574 chavales dispuestos a remontar sus aguas en una piragüa. Ayer, este hecho se hizo realidad con la disputa dela primera prueba de la Copa de España de Promoción, en categoría infantil.

Los piragüistas, pertenecientes a 72 clubes de toda España, se congregaron en el entorno del Azud. Todos ellos tuvieron que bregar contra el fuerte viento reinante y la fuerza de la corriente, pero demostraron muy buenas maneras. Los vuelcos estuvieron a la orden del día, pero los infantiles supieron verle el lado positivo al asunto. Un chapuzón nunca viene mal a estas alturas del año.

En el terreno competitivo, los representantes del club Aranjuez fueron los campeones en un evento que reunió a las futuros promesas del piragüismo nacional. Los madrileños superaron en la clasificación general a los gallegos del Isla de Arosa y a los murcinaos del Pinatarense.

La competición comenzó alrededor de las diez de la mañana con la salida de las kayakistas. Antes de comenzar los enfrentamientos, todos los participantes fueron divididos en dos categorías dependiendo de su edad. De este modo, quedaron encuadrados en el grupo A los piragüistas de 14 años y en el B los de 13. Posteriormente, a los kayaks le sucedieron los canoístas, tanto en modalidad masculina como en femenina. A ambas orillas del río, una legión de familiares y aficionados seguían las evoluciones de los participantes y no dejaba de apoyarles en cada palada.

La Federación Aragonesa de Piragüismo tenía muchas ilusiones depositadas en este día. Sin embargo «aunque ha habido muy buena disposición por parte de todos los clubes, el tiempo ha perjudicado mucho la competición», afirmó Jose María Esteban Celorrio, el presidente. Todo salió perfecto, menos el tiempo. Algo que nadie puede controlar.

La adversa meteorología afectó al recorrido de las pruebas -tuvo que suprimirse una vuelta-- y provocó varios vuelcos, palistas retirados y entradas fuera de control. Algunos piragüistas no pudieron competir por consejo de sus entrenadores ya que eran neófitos en la competición, y la prueba exigía un cierto nivel debido a las malas condiciones climatológicas.

«Ha sido muy difícil remar con el viento que hacía. Me ha costado mucho poder avanzar, pero lo he conseguido», comentó Miguel Macías, uno de los participantes aragoneses, exhausto tras completar su carrera.

A pesar de todos estos imprevistos «podría afirmarse que la jornada ha sido todo un éxito», afirmó un orgulloso Celorrio que comprobó que su Federación y su río, el de todos los aragoneses, puede albergar eventos deportivos de esta entidad. Aunque los piragüistas aragoneses no tuvieron toda la suerte deseada, compitieron entre los mejores y dieron la talla en una jornada para recordar. Nunca tanto palista se reunió en el Ebro.